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Guñia de supervivencia de una auxiliar de conversación de español en Francia

Si un antropólogo hiciera un trabajo de campo sobre los asistentes de conversación, estoy seguro de que quedaría fascinado, y es que, aunque este sujeto no pertenezca formalmente a un pueblo o etnia, tiene que conformar la suya propia en un corto periodo de tiempo, en un país que no conoce, en un entorno nuevo, con una lengua nueva, y otra cultura más o menos próxima, pero en todo caso distinta.

Pongamos un ejemplo de un misterioso asistente a través de unas anotaciones encontradas casualmente en un instituto francés, que llevaban por título el mismo que aparece en este artículo, y que nos hemos permitido la licencia de utilizar:
Lugar: Lycée Jean Puy, Roanne (35.000 habitantes) Francia
Alumnos: adolescentes de 15 a 18 años
Clases: grupos que oscilan entre los 7 y 28 alumnos
Perfil del asistente: Zaragozano de 22 años

A continuación exponemos las notas encontradas de este asistente de conversación del que nunca más se volvió a saber.

“Era la primera vez que tenía que ponerme al frente de una clase e impartir español como lengua extranjera. Las clases eran muy dispares entre sí, y a veces numerosas, por lo que a la hora de programar y de diseñar las unidades de aprendizaje me encontraba en un verdadero laberinto. Puedo decir que al final me las arreglé bien, qué remedio. Por eso, en este libro voy a comentar una serie de trucos, actividades, y por qué no decirlo así, de “rituales”, que me sirvieron para hacer las clases más amenas y motivantes para los alumnos. Todo esto forma parte de una pequeña recolecta de lo aprendido en la universidad, observando a otros profesores o simplemente porque se me ocurrieron en su momento.”

Vemos en este fragmento introductorio que el asistente al principio se encontraba algo desorientado respecto al diseño de las clases, que dependían de factores tan claves como el número de alumnos, el nivel o su motivación. Pero comprobamos más adelante que esos no eran sus únicos problemas:

“Otra de las cosas que me preocupaba era la primera clase, ¿cómo puedo dar una buena imagen desde el principio? ¿Cómo puedo motivar al alumno? Es sabido que el rol que juega un asistente no es el mismo que el del profesor. El asistente no deja de ser una motivación en sí para el alumno, siempre expectante. Dos posibilidades para una primera clase: una presentación sobre ti, pero haciendo participar a los alumnos, puedes valerte de un power point, de alguna historia curiosa, etc. O una presentación de lugares de tu país de origen de la siguiente manera: por grupos de cuatro, se dan fotos de diferente lugares, por ejemplo: grupo 1: fotos de Barcelona, grupo 2: fotos del levante, grupo 3: fotos de Andalucía. Tras trabajar en grupo, los alumnos se intercambian la información a través de una presentación o una puesta en común. Por último, sácale siempre partido a tus vivencias personales, los alumnos pueden acceder al español a través de libros de texto e internet, pero tú, eres único. Como ejemplo diré que un día aprendimos una danza que hacía siempre en mis campamentos de verano cuando era pequeño. Eso sí, no hay que perder el norte, siempre en mente objetivos didácticos.”

Respecto a su temor por trabajar con grandes grupos, descubrimos entre una de sus notas, la cual tuvo que ser reconstruida, una actividad aparentemente con buen resultado:
“Sin duda alguna, como se comentó en el capítulo anterior, cuando nos encontramos con una clase numerosa, el trabajo en grupos con cambios entre los mismos da un dinamismo a la clase que motiva a los alumnos. Una actividad que puede proporcionar esta metodología es el “speed dating”. Fijemos un objetivo educativo para ello: Hablar sobre nuestros gustos e intereses. El objetivo de la actividad es encontrar tu pareja ideal. Procedimiento: El alumno elabora individualmente una lista con 5 gustos e intereses. Acto seguido, los alumnos se agrupan por pajeras, y en un tiempo que determinará el profesor, deben hablar sobre sus gustos e intereses. El profesor, pasado un par de minutos dirá “cambio de pareja”. Al cabo de unos cuantos intentos, los alumnos deberán comentar con el profesor quién es su pareja ideal y por qué”

Por otra parte, entre sus técnicas más preciadas esta lo que él denomina “el pulgar hablador”, a la que le dedica doce páginas. Hemos seleccionado un pequeño fragmento, ya que no es para tanto:

“…y además tenemos la ventaja de ser nativos. Es una gran oportunidad para que nuestros alumnos mejoren la pronunciación, cosa que se puede hacer de forma continuada. Un buen truco es “el pulgar hablador”. Cuando un alumno pronuncia mal una palabra, y nosotros le corregimos pronunciándola de manera correcta, puede ser que no vea la diferencia. Por ello es importante también pronunciar como pronuncia el alumno. Así pues, sirviéndonos del pulgar, cuando lo pongamos hacia abajo, pronunciaremos la palabra de manera incorrecta, tal y como la pronuncia el alumno, y cuando señalemos con el pulgar hacia arriba, pronunciaremos de manera correcta. Esto lo podemos hacer repetidas veces dándole tiempo al alumno para analizar la diferencia de fonemas.”

Crear mini proyectos de dos o tres clases también le debió dar un buen resultado:

“Decidí plantear a aquel grupo el hacer nuestra propia versión de un anuncio de Coca-cola. Así que los alumnos analizaron el anuncio, diseñaron un guión, y cámara en mano nos dedicamos a grabarnos. Tras el montaje del vídeo, se lo enseñé a los alumnos, que estaban super contentos al ver que aquello era suyo. Una buena máxima para el diseño de actividades y proyectos sería: “lo que es nuestro y diferente, nos gusta más”. Es decir, cuando han sido los propios alumnos los que han hecho algo, y encima novedoso, que al mismo tiempo puede “inmortalizarse” a través de formatos digitales, cartulinas, etc., el nivel de motivación a hacia la actividad aumenta considerablemente.”

Por último, creemos conveniente el incluir la última nota encontrada, aunque por desgracia falta parte de la hoja donde fue escrita.

“La actividad emulando el concurso de “pasapalabra” para que los alumnos practicaran cómo definir conceptos (útil cuando en el idioma extranjero no conoces la palabra exacta) fue un gran éxito, proyectando el rosco en una pared y sacando a concursantes a dar la cara por su equipo. (…)Y tras todas estas páginas y muchas horas de reflexión he llegado a la conclusión siguiente, que resume el éxito de cualquier asistente o profesor de español: El secreto para ser un profesor de español con éxito tan solo radica en (…)”


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